"Ana, me voy a comprar un coche. Pero… primero tendrás que sacar el carnet no?. Bueno sí, es que me voy a apuntar a la autoescuela, empiezo mañana".
Varios han sido los alumnos que han pasado por mis clases en los últimos años con este mismo diálogo, pero apenas un par de ellos lo han sacado y hoy conducen sus coches por nuestras carreteras, algún otro lleva un coche de los llamados sin carnet y la gran mayoría sigue soñando con uno, asistiendo a concentraciones de tunning e intercambiando sueños de cómo van a tener el suyo, sueños que comparten con otros jóvenes como ellos, pero que a diferencia suya no presentan ningún tipo de discapacidad.
Pero… ¿debemos centrarnos exclusivamente en la conducción de coches para abordar aspectos de la educación vial?, si no van a sacar el carnet ¿debemos abordar estos temas?.
Personalmente creo que sí debemos trabajar este campo con alumnos con necesidades especiales dado que la educación vial puede ser considerada como una vía de mejora de la autonomía e independencia de las personas con discapacidad y por tanto puede favorecer su seguridad vial. Además, debemos incluir los contenidos dentro de los diferentes programas, actividades y acciones dirigidas a mejorar la formación, integración y normalización de personas con discapacidad.
Abordar aspectos de educación vial dentro del curriculum destinado a personas con discapacidad favorece las competencias y destrezas a desarrollar para su vida en comunidad. Les permite orientarse y actuar autónomamente en los espacios cotidianos; progresar en la adquisición de hábitos y actitudes relacionados con el bienestar y la seguridad personal; fomentar actitudes de conciencia ciudadana en relación con el uso de las vías públicas: peatón, usuario de transportes y/o conductor; por último les permite crear actitudes de respeto a las normas y hacia los demás usuarios.
Pero, qué pasa con estos chicos, ¿si no obtienen el carnet de conducir se frustrarán? ¿bajará su autoestima? ¿son conscientes de sus limitaciones? ¿debemos sensibilizar a la sociedad en general y a las autoescuelas en particular para que tengan acceso a él?
Estas y otras muchas preguntas me han rondado la cabeza muchas veces y aún no tengo una respuesta clara. Pero sí sé que estos jóvenes con cierto grado de discapacidad adquieren destrezas para insertarse laboralmente y aún así no consiguen trabajo y eso también les frustra.
Terminar diciendo que la educación vial favorece la autoestima de estos niños y jóvenes, así como el cuidado del propio cuerpo desde la responsabilidad de prevenir accidentes, ya sea de uno mismo o de otros. Por ello debemos seguir ahondando en estos temas y trabajar desde pequeñitos por inculcar a nuestros niños y jóvenes, tengan o no discapacidad unos valores que les ayuden a insertarse en una sociedad en la que las normas, sean de educación vial o de otro tipo no tienen por qué convertirse en nuestras enemigas, sino todo lo contrario.
Enseñemos valores viales y conseguiremos personas que apuesten por una sociedad organizada en la que todos y cada uno de sus miembros tengan un hueco.
Ana Mª Riaño Galán
