El fenómeno social del tráfico está inmerso en la gran mayoría de las actividades de las personas. Utilizamos el vehículo particular o de transporte público con periodicidad diaria, tanto por razón laboral como de ocio. Con la misma periodicidad diaria, nos desplazamos como peatones por las calles de nuestras ciudades y pueblos. La masificación del parque de vehículos y el incremento de la población ha ido dificultando el encuentro de un equilibrio, tanto entre los movimientos de los mismos vehículos, como en la armonía que debiera presidir la concurrencia en las vías públicas de peatones y vehículos.
Esta consideración lleva necesariamente a la tesis de que, para conseguir un espacio de seguridad vial propio de un país desarrollado como el nuestro, hay que implicar, en primer lugar, a todos los niveles de la administración y, a continuación, a todos los sectores sociales.
Para alcanzar una clara rentabilidad en las acciones encaminadas a resolver los diferentes problemas circulatorios, está demostrado que no valen las iniciativas aisladas. Al tratarse de un fenómeno tan arraigado en la cotidianeidad social, la coordinación de fuerzas es de la máxima importancia.
En los últimos años, los problemas de la conflictividad viaria han calado profundamente en la sociedad. Desde distintos sectores se han iniciado estudios, debates, se han planteado propuestas y han surgido multitud de proyectos avalados por diferentes grupos empresariales vinculados al mundo del automóvil, como fabricantes de vehículos, compañías de seguros, clubes de automovilistas y motoristas…, a los medios de comunicación y también han entrado en escena asociaciones, fundaciones que cuidan y defienden los derechos de todas aquellas personas que han sufrido un daño corporal o moral y que, desde su experiencia como víctimas de los accidentes de tráfico, se ponen como ejemplo para evitar que otros se puedan encontrar en su misma situación.
Mención aparte, de todos estos movimientos sociales, es el de las asociaciones de expertos en la materia del tráfico. Desde su variado perfil profesional aportan sus conocimientos enriquecidos con la experiencia diaria de trabajar sobre el terreno en el que se desarrolla la actividad viaria.
APEMEV CANTABRIA es la Asociación Profesional de Expertos/as y Monitores/as en Educación Vial de Cantabria. Es una organización sin ánimo de lucro, constituida por la libre asociación de miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, Profesores o Docentes, Monitores y profesionales que tengan una actividad que esté relacionada con programas o proyectos de Educación o Seguridad Vial. Entre sus múltiples fines, APEMEV persigue fomentar la aplicación e impartición de planes y programas de Educación Vial.
Está demostrado que, todas las iniciativas basadas en lanzar un mensaje para hacer reflexionar a la sociedad sobre los problemas a los que nos enfrentamos, ofreciendo soluciones y mecanismos para evitarlos, merecen un respeto y un respaldo. La Jefatura Provincial de Tráfico de Cantabria, como órgano de coordinación y dirección en materia de tráfico, conoce perfectamente la labor desarrollada por APEMEV por haber colaborado en diversos proyectos con dicha Asociación y es consciente de la necesidad de divulgación de sus trabajos.
Por ello, agradece el esfuerzo y la tenacidad de los integrantes de esta Asociación, así como reconoce su ingenio para, a través de diferentes formas de comunicación, en este caso el teatro, llegar a las conciencias de las personas que conducen y sembrar en ellas la semilla del respeto a las normas de circulación como requisito imprescindible para evitar accidentes.
D. Serafín Sánchez Fernández
Jefe Provincial de Tráfico de Cantabria.
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