miércoles, 24 de diciembre de 2014

El Vigilante Vial en La Revista de Tráfico

La Revista de Tráfico nº 229 correspondiente a noviembre y diciembre de 2014 ha publicado un artículo sobre Seguridad Vial en los entornos escolares en el que se destaca el proyecto de APEMEV "El Vigilante Vial". Proyecto que bajo la idea original de Juan Manuel Sánchez Arias fue desarrollado por el equipo de APEMEV en colaboración con la Jefatura Provincial de Tráfico de Cantabria. Páginas 40-41-42.

Por su parte, en Cantabria, hace dos años pusieron en marcha un proyecto distinto, pionero en España: utilizar a las personas con delitos del tráfico (excesos de velocidad, alcoholemia...) para que cumplieran sus condenas como vigilantes viales en los colegios. La iniciativa ha dado buenos resultados y actualmente hay vigilantes en las puertas de tres centros escolares de Santander y uno de Torrelavega durante las horas punta de entrada y salida (ver entrevista). “Se nos ocurrió que podría hacer sus horas en beneficio de la comunidad en las puertas de los colegios y contactamos con la jefatura detráfico”, explica Juan Manuel Sánchez, presidente de la Asociación de Personas Expertas y Monitores de Educación Vial (APEMEV) y policía local. “Desde 2012 hemos formado a unas 70 personas”.
La iniciativa ha requerido la colaboración entre varias administraciones, ha sido coordinada por la DGT, que también ha aportado material (paletas con señales y chalecos reflectante) y formación.
Para Iván Sisniega, coordinador de Educación Vial de la Jefatura Provincial de Tráfico de Cantabria, los vigilantes “evitan congestiones y situaciones de peligro. Están haciendo una labor muy buena. Esta experiencia les ayuda a concienciarse y además se sienten útiles porque hacen un buen trabajo para la sociedad”.


“Aprendes y ayudas al tiempo”
Cantabria ha sido pionera en utilizar a personas con condenas por delitos viales en labores por la seguridad vial. Por ejemplo, Amadeo Martínez (49 años), quien, tras perder todos los puntos de su permiso, ha cumplido parte de su condena como vigilante vial en un paso de peatones cercano a un colegio. “Personalmente no lo he vivido como un castigo. Al contrario, aprendes y ayudas al mismo tiempo. Ha sido una experiencia gratificante, el trato directo con los niños es muy grato; te lo agradecen todos los días”.
-¿Cuál fue su cometido como vigilante vial?
-Parar a los vehículos para dar paso a los niños y evitar que aparquen indebidamente. Solo podemos invitarles a detenerse, porque no somos policías.
-¿Durante cuánto tiempo lo realizó?
-Siete meses en un paso de peatones a 200 metros de la entrada de un colegio. Con este trabajo he cumplido con más de dos terceras partes de la condena a realizar servicios en favor de la comunidad.
-¿Qué efecto produce la presencia del vigilante vial en un paso para peatones?
-Es frecuente ver chavales que pasan corriendo, sin mirar. En cambio, cuando hay un vigilante reaccionan, se paran, esperan y cruzan de forma segura.
-¿Qué le parece este proyecto?
-Es una labor útil, en siete meses en ese paso no tuvimos un solo percance.