miércoles, 2 de marzo de 2011

REFLEXIONES

Llevo dos días preguntándome de quién es la culpa, y siempre llego a la misma conclusión: de todos. Estamos locos, esta sociedad se ha vuelto loca, giramos y giramos sin parar. La adrenalina parece ser el motor de nuestras vidas. Buscamos la velocidad y no nos damos cuenta de que ello puede traer consecuencias. Fabrican coches potentes cuando no podemos conducir por encima de 110 km/h y por si fuera poco llevamos los altavoces a todo volumen para que todo el mundo oiga una música que a lo mejor no desea. En definitiva, que pasamos de la libertad al libertinaje y eso puede acarrear consecuencias.

Cuando dejan de importarnos las normas, tenemos prisa para llegar a todas partes, aunque no tengamos hora de llegada y la velocidad marca nuestra pauta, un segundo puede cambiar las cosas. En una décima de segundo podemos cambiar el giro de las cosas y provocar un accidente, truncarle los planes a otro y romper ilusiones.

Pero para llegar a ese grado de estrés, de prisa, de egoísmo… ¿qué nos ha pasado?. ¿Por qué no ponemos todos los sentidos en la carretera, en el volante? ¿por qué nos relajamos? ¿acaso nos creemos omnipotentes, dueños de los caminos?

Quizás a esta altura se estén preguntando el por qué de las reflexiones, pues bien sencillo. Cuando finalizas tu jornada y te diriges a tu casa, donde tu familia te espera. Cuando tú has tomado todas las medidas oportunas para respetar las señales y de repente un jovencito novel que apenas acaba de descubrir su superioridad al volante se lanza contra ti pues se despistó un segundo mientras subía el volumen de los altavoces….entonces te preguntas ¿por qué yo? Si lo he respetado todo…


Y entonces te revelas, piensas en lo injusto que es, y te acuerdas de esas personas que te están esperando, en lo que podía haber pasado, pero te sientes aliviado cuando notas que todo tu cuerpo, aunque dolorido, sigue respondiendo. Otras personas, por el contrario, no han tenido tanta suerte, y sus vidas se han truncado para siempre, o las de sus familias, que no entienden el por qué.

Por eso, lanzo un llamamiento a la sociedad para pedir respeto, tolerancia y sobre todo prudencia a la hora de educar en valores y en educación vial, para evitar accidentes, para evitar familias rotas, para evitar descuidos, para evitar……. Porque como decía aquel refrán, más vale prevenir que lamentar.

Ana María Riaño Galán.
APEMEV CANTABRIA

1 comentario:

F. EDUARDO BARRERO dijo...

Bonita reflexión, comparto contigo lo de las prisas, en esta sociedad hasta cuando vamos de paseo, parece que tenemos hora de llegada. Si lo trasladamos al hecho de circular por cualquier vía en cualquier condición (peatón,pasajero o conductor), volvemos a lo mismo, siempre parece que vamos tarde. Pero como bien dices .... nuestras prisas, pueden afectar a terceras personas que cumplen con todo respeto las normas. ¿Que injusticia verdad?. Esperemos seguir intentando cambiar actitudes y educar en valores, en Cantabria con los amigos de APEMEV tenéis la suerte de que gran parte de ese camino se está andando. Ánimo y espero que tengas una pronta recuperación.