jueves, 1 de marzo de 2012

El día después de descubrir que los sueños pueden convertirse en realidad

“Después de un accidente tan traumático como el que yo sufrí hace catorce años, uno siente que no sólo se rompe la médula, sino todos los sueños. La recuperación física es dura, pero la psíquica no llega nunca porque cada día tus limitaciones te recuerdan precisamente lo que peor llevas: la dependencia de otras personas.

Pero aún cuento con dos armas maravillosas: mi cerebro y mi brazo derecho, y con ellos puedo conseguir el milagro tan soñado por mí de conducir un vehículo

¡Y eso sí es un sueño, es independencia, es autoestima, es poder desplazarme a dar mis charlas de educación vial a chavales, a gente que pierde los puntos por imprudencias, a todo el que quiera escuchar mi testimonio!.

Hace unos meses tuve la oportunidad de probar en Bilbao un vehículo adaptado a grandes discapacitados, como es mi caso, que sólo tengo útil la mano derecha.

Con mi bendita mano manejé todas las funciones del vehículo, gracias al sistema de paravan; un joystick guía el coche como si fuera una silla de ruedas ¡y mi alma de camionero hizo el resto!.

No os imagináis la sensación de libertad, de independencia, de “normalidad” al fin y al cabo.

Sin embargo, la emoción es transitoria porque enseguida te enfrentas a otra realidad que nada tiene que ver con tu estado físico: el problema económico.

Un vehículo de estas características cuesta entre 90.000 y 100.000 euros; sí, habéis leído bien. Yo, como la mayoría de la gente, no puedo ni de lejos afrontar un gasto así.

Son malísimos tiempos para la economía, para todos, y en estos momentos de recortes tampoco parece que la vía de las ayudas de la Administración sea muy factibles.

Pero seguiré con mi sueño y compartiéndolo con todos vosotros, un saludo, Rodolfo”.

1 comentario:

suri riga dijo...

Como dijo Paulo Coelho, la posibilidad de realizar un sueño es lo que hace a la vida interesante. EStoy segura que que poco a poco todos y cada uno de tus sueños se irán convirtiendo en realidad, pues tienes dos elementos a tu favor, coraje y fuerza.